Tras el éxito del lanzamiento al espacio del primer satélite, el Sputnik-1, el 4 de octubre de 1957, el gobierno soviético se apresuró en la planificación de otro, esta vez con un pasajero vivo a bordo, para demostrar al mundo el poderío técnico y militar de la URSS. Querían que el lanzamiento del mismo coincidiera con el cuadragésimo aniversario de la revolución bolchevique, el 7 de noviembre de 1957. Como este desea se decidió el 10 ó el 12 de octubre, dejaba al equipo de construcción un margen de cuatro semanas escasas para construir el nuevo artefacto, con el añadido de tener que habilitarlo para incluir a un ser vivo en su interior.